Si repasamos la historia ya tenemos precedentes de un uso incipiente de la estética canina desde los principios de la civilización, aunque sin el empleo de preparados cosméticos y sólo en algunas razas que adquirieron, por uno u otro motivo, relevancia, ya sea religiosa o social.
El crecimiento profesional en cualquier ámbito se logra con capacitación continua y la acumulación de múltiples experiencias.